Crecí entre caballos de una hípica tradicional de salto. A los 13 años, como a muchos niñxs, mis padres hicieron el esfuerzo de regalarme una yegua para que pudiera avanzar más.?? A partir de ese momento aprendí unas pocas nociones de qué significa cuidar, preocuparme por un ser que depende del humano toda la vida.
Tras casi 10 años en ese mismo club recibiendo clases de salto semanalmente, concursando, ganando y aprendiendo a perder, tuvimos que cambiar de rumbo.
En ese momento no hacía ni un año desde mi último cambio de caballo (si no iba bien, otro. Si se lesionaba, otro. Como si fueran cromos). Llegó a mi cargo mi gran maestra, mi eterna luz, Uprah. Una increíble yegua con unos orígenes de escándalo, que llevaba unos años criando por una lesión, que en ese momento ya no le impedía hacer vida de competición. Estaba “sana”.
Uprah nunca tiró la toalla, nunca dejó de gritarme que parara de montar y relacionarme con ella del modo en el que lo hacía, que aprendiera que era un caballo y que la tratase como tal.
Lo pasé realmente mal, hasta que los paseos, las rutas y el no montar tanto en la pista se volvieron rutinarios (compaginado con el salto). Poco a poco dejó de atacarme cuando le quería poner la cabezada de cuadra, estar conmigo empezó a cobrar sentido.
El cambio de rumbo que comentaba sucedió, nos mudamos al Pirineu Català. Allí pudo empezar a sentir que era ser caballo, a convivir con otras yeguas, a vivir como tal. Y yo aprendí qué es un caballo.
Transcurridos los primeros años de formaciones, tras mucha observación y práctica con la manada #euguesdecorroncui, empecé a sentirme suficientemente segura para transmitir esos conocimientos que había ido adquiriendo gracias a caballos que lo habían pasado muy mal por culpa de los humanos.
Me gusta describirme como educadora equina y sobretodo no etiquetarme en ninguna disciplina o modo de trabajar, siempre y cuando esté basado en el respeto hacia el binomio me adapto a sus necesidades. Respetar los tiempos tanto del caballo como del humano es la base de una buena equitación o relación con el caballo. Querer ir más rápido de lo que uno de los dos puede, no es pensar ni trabajar en equipo o de manera justa para el otro.
No todxs encajamos en cierta disciplina o forma de entender el entrenamiento, pero todxs necesitamos el apoyo, la guía y los conocimientos de un profesional que nos acompañe en nuestro proceso.
Y esto es lo que intento ser: una guía que se adapte al momento del binomio, al igual que yo tengo mis apoyos, mis referentes de los que nunca paro de aprender.
Entender al caballo a través de su lenguaje es la base de mi forma de trabajar, enseño a observar, a entrenar a través de lo que el caballo nos comunica y a sentir. Gran parte de mi trabajo lo atraen binomios que necesitan sanar su relación, sea por falta de conocimiento por parte de ambos, por haber pasado un mal trago juntos, etc. Y esta ayuda por mi parte sólo es posible gracias al aprendizaje diario que me regala la manada de yeguas con la que comparto mi vida.
Son yeguas con pasados un tanto oscuros: Uprah no aguantaba más dolor físico y emocional al ser forzada a saltar y vivir en condiciones pésimas, algunas iban al matadero, a otras ya no las querían o se estaban dejando morir. El camino hasta día de hoy ha sido duro, pero inmensamente gratificante viendo renacer sus almas que ya no confiaban en la vida.
Uprah creó en mí la motivación de ayudar y junto a la manada hemos creado nuestro proyecto de vida Uprah Horse Healing, dónde ayudamos a entender, a conectar, a sanar, a aprender, a mejorar sea tanto para disfrutar de la vida con tu caballo en el pradito con sus compañeros como compitiendo de modo ético.
Nuestro pequeño paraíso se encuentra en un remoto y pequeño pueblecito de montaña en el Pirineu Català, allí tenemos la oportunidad de cortar con la rapidez de la vida actual, paramos el momento para disfrutarlo tanto con nosotras mismas como con vosotrxs.
Nuestras puertas están abiertas para que nos conozcáis y compartamos nuestros conocimientos, solo hace falta que me escribas y concretemos un día. Si venir hasta aquí no es una opción, seguro que en la web o en la academia online encuentras la fórmula para que conectemos. :)
Años atrás, cuando dejé la equitación tradicional, buscaba material que se adaptara a nuestras nuevas necesidades. Dejamos la silla de salto, los hierros y las herraduras atrás, ya no formaban parte de nuestras nuevas vidas y necesitábamos material adecuado a esta nueva etapa, que tuviera en cuenta el bienestar de las yeguas y respetara sus necesidades.
Buscando tiendas hípicas online me topé con Good Vibes Equitación, enamorándome de un artículo en concreto (el bareback physio pad). Cambié mi silla por ésto ya que no montaba a penas y ¡bendito el día que lo compré!, tanto las yeguas como yo lo agradecimos muchísimo.
A partir de ese momento Good Vibes Equitación siempre ha estado en mi punto de mira cuando he buscado material que se adaptara de forma ética a nuestras nuevas necesidades.
Como he comentado anteriormente, el Bareback Physio Pad es el primero de mi lista. Un artículo ligero y versátil. Me acompaña tanto en las montas cortas con las yeguas (ya que es una opción muchísimo más sana que ir a pelo), como cuando inicio el trabajo previo a la monta con un caballo que nunca ha sido montado ni ensillado anteriormente.
Al ser muy ligero no incomoda al caballo y cuando ya se ha acostumbrado a llevarlo, le añades la cincha. Además en el hipotético caso de revolcarse con él puesto, ¡no pasa nada! Como mucho se ensucia el Bareback y listo, el caballo no se clavará nada en su dorso.
Los productos de Red Horse para los cascos son una maravilla y una salvación. Sobre todo el Hoof Stuff, me acompaña siempre en el coche para los caballos de los clientes y en la mochila cuando reviso los cascos de la manada. ¡Nos ha salvado de alguna infección de ranilla bien preocupante!
Cuando estuve trabajando en Escocia tuve la oportunidad de montar varios caballos de razas corpulentas como Irish Cob y parecidas. Tuvieron muchos problemas para encontrar sillas que se adaptaran al binomio, hasta que encontraron las de la marca Barefoot. Hasta yo tengo una, la Cheyenne Drytex. Me funciona muy bien para binomios que están haciendo la transición de una equitación muy tradicional a una más ética y responsable con el bienestar del caballo.
Como comentaba, en Escocia también tuve la oportunidad de trabajar un yegua con la Brida Contour Physio, la primera vez que la vi me dejó maravillada el detalle que la carrillera estuviera tan alejada del ojo, evitando así cualquier presión cerca de este.
Esperamos que te haya gustado la historia de Laura, si quieres saber más de ella y sus proyectos más recientes, no olvides seguirla en Instagram o visitar su web.